jueves, 5 de abril de 2007

El fuego

Una gran dificultad que presenta el relato del juicio a Jesús, está en el fuego en el cual se calentaba Pedro. Según Éxodo 35:10 estaba prohibido por la Ley de Moisés encender fuego en sábado; dice “en ninguna de vuestras moradas” ¿Cómo pudo eso suceder en un sábado; en un día como el 15 de Nisán; en la morada de dos Sumos Sacerdotes; por sus propios siervos; y los guardias del Templo; mientras juzgaban a un judío por romper la Ley de Moisés?

Los primeros que se benefician de este obstáculo son aquellos que interpretan que Jesús celebró la cena de Pascua el 14 de Nisán por la noche. Una noche antes de lo que todos los demás entendemos. Según ellos, Jesús fue arrestado enjuiciado y crucificado la siguiente mañana, siendo aún 14 de Nisán. De tal modo cuando Jesús entrega el Espíritu, coincide con el sacrificio del cordero pascual que Él es.

Pero la otra posibilidad es que este fuego y los acontecimientos a su derredor, se ubiquen no antes del sábado, sinó después; en el domingo 16 de Nisán. Esto es la noche siguiente al arresto de Jesús. Entendiéndose así; debemos estimar que durante todo ese día (la parte diurna del sábado 15), Jesús solamente compadeció ante Anás primero; y ante Caifás y otras personas más tarde. Pero que por problemas relacionados a las limitaciones de movimiento en sábado; el grueso del Concilio no se reunió hasta después de la puesta del sol (ya pasado el sábado).
Esta última interpretación coincide con lo que los propios sacerdotes habían complotado: matar a Jesús pero no durante la Pascua. Marcos 14:1-2 dice. “Dos días después era la Pascua y la fiesta de los Panes sin levadura. Los principales sacerdotes y los escribas buscaban cómo prenderlo con engaño y matarlo. Y decían: No durante la Fiesta, para que no se alborote el pueblo.”. Mateo 26:3-5 confirma este detalle del complot.
Satanás tenía planes similares. Si usted recuerda el capítulo anterior donde discuto la duración del ministerio de Jesús; entonces entenderá si lo llamo “Plan S”. Satanás tenía dudas sobre si Dios iba a sobrevivir la cruz; si la carga de los pecados de la humanidad destruiría su santidad. ¿Era posible que Dios muriera junto a Cristo? Esa era su duda. Y por si acaso; Satanás tentó a Jesús; lo tentó a pecar; lo tentó a desviarse; lo tentó a renunciar. Mientras lo intentaba, también dilataba el momento crucial, de una Pascua a la siguiente; y nuevamente a la siguiente, la cual es esta. Pero seguramente Satanás lucubró que si el Cordero iba a ser ofrecido; al menos que eso no coincidiera con la fecha de Pascua. ¡Gloria a Dios que los temores de Satanás fueron ciertos!
Cuando Cristo cargó todos los pecados de todos nosotros, se hizo inmundo a Dios. Entonces se encontró desamparado de Dios; por primera vez había perdido la comunión con el Santo. Sin embargo Dios se agradó del sacrificio y lo levantó. Por eso es la resurrección la confirmación del éxito de la cruz.

De tal forma, tenemos resuelto el fuego que mencionan Mc 14:54, y Lc 22:55. Ese fuego fue encendido solo cando la noche entró, y se había pasado la prohibición del sábado.
Y ¿qué clase de fuego era ese? Marcos y Lucas difieren un poco respecto de su naturaleza. La palabra que utiliza Lucas es “hoguera”; la misma que él usa en Lc 3:9, 16, y 17. Su significado es el de fuego como fuente de calor. Por su parte Marcos utiliza la palabra “luz”; y se refiere no a cualquier luz sinó a aquella producida por fuego. La misma palabra la usa Juan en 1:4, 5, 7, 8, y 9; pero de todos modos, la palabra implica que la fuente de esa luz es el fuego. Evidentemente que ambos textos son fácilmente combinables. Esto queda más obvio si prestamos atención a que en el relato de Marcos, Pedro se acerca a la luz a calentarse.

El fuego del relato de Juan es diferente. Ese fuego se lo menciona en relación del interrogatorio a Jesús por parte de Anás. El patio es el mismo, pues él y Caifás compartían el patio. Entonces podría tratarse del mismo fuego. Sin embargo, Anás interrogó a Jesús esa misma mañana; aún siendo sábado. Eso sería una seria incongruencia por su parte. Ayudaría si se proponen doce horas “quietas” y que Anás hubiese interrogado a Jesús solamente después de anochecer; pero eso no sucedió así.
¿Qué clase de fuego era ese? Nada nos obliga a pensar que se tratase del mismo fuego. Es Juan quien elucida todo; él se refiere al fuego como “bracero” o “montón de brasas”. En realidad Juan no usa jamás una palabra que se pudiera traducir como “fuego”; sinó que habla apenas de brazas calientes. Incluso el verbo que en Lucas es “encender”, en Juan es “que habían hecho o producido”. Evidentemente que los siervos habían hecho un fuego la tarde del viernes 14 (Ex 12:8; Lv 23:5). Lo que seguramente hicieron fue sofocarlo y esparcirlo hasta que ardiera solamente como braza. De tal modo, sin hacer fuego, consiguieron una fuente de calor, “porque hacía frío” explica Juan.

Se concluye entonces que el relato en Juan se refiere a la mañana del 15 y no a la noche. Y que los sinópticos se refieren a la noche del que ya es domingo.
Por otro lado me pregunto: Las brazas en que se calentaba Pedro ¿eran el remanente del fuego en que el Sumo Sacerdote habían asado su cordero pascual? Cuando Judas y la turba salieron a prender a Jesús iluminándose con antorchas, ya era sábado y no podía haber ningún fuego en el que encenderlas ¿habían esas antorchas sido encendidas en esas mismas brazas?

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